31.12.11

¿Dónde comienza la paz?



Para cerrar el año 2011, que no fue muy cinematográfico en mi caso, recomiendo tres películas interesantes.





¡Pura filigrana narrativa! Combinada con la actuación cerebral y extrañamente intensa de Tilda Swinton. Cine apuntalado por la elegancia de los gestos, de los ambientes, cierta ambiguedad de la trama y, al mismo tiempo, obra de mucha contundencia y pasión. Y tono de tragedia.




Para el espectador que normalmente somos, mejor será ir preparado para escenas largas -larguísimas- concebidas para dibujar con calma y de manera realista, natural, las acciones, reacciones, pausas, tránsitos, giros y rutinas, nada extraordinarias, de sus tres personajes principales.


¿Y cuál recomiendo especialmente? En un mundo mejor (Hævnen, 2010). Sin dudas, una profunda y provocadora reflexión sobre la violencia y la paz en términos prácticos, pero desde su cara íntima, personal, germinal. La violencia que se activa o no se activa según la decisión consciente de cada persona. Un vistazo al trailer...



¿Cuándo es venganza, cuando es justicia?


Puede ser desalentador concluir que cargamos con una respuesta innata de violencia y que apartarnos de esa ruta supone un enorme esfuerzo de razón.
Puede ser esperanzador saber que se puede intentar, e incluso lograr, evitar la violencia.

¿Dónde se cuecen la violencia, el terrorismo, la persecución? ¿Cuándo empiezan en la vida de un individuo?


Pero alguna decisión diaria tenemos todos que tomar.


Finalmente, recomiendo un par de cortos: Tanghi argentini (2006) y Deep & Crisp & Even (2009), ambos disponibles en Youtube. Refrescantes cortometrajes con los cuales inicié el mes de Diciembre.


Esperando que 2012 venga con buenas películas... Inspiración y acción.


¡Feliz Año!

11.9.11

Fantasía del Odio







Más allá de mi escuela de música mataron a mi padre mi papá me sirvió el desayuno en una balacera vi los ojos de un Angel herido que disparaba después de caer por la ventana me miró a los ojos me dijeron vete que te van a matar me escondí en la camioneta de los tipos después supe que habían matado a mi madre los mismos que mataron a mi padre yo puedo odiar yo puedo vivir si odio viviré secuestrada toda la vida de una fantasía de venganza en la que aparecen personajes gélidos y azules yo puedo odiar o puedo no odiar si me consumen la orfandad y la pérdida nunca seré ni libre ni tendré sosiego qué significa ser guerrillero reinsertado qué significa reinsertarse mi papá era un reinsertado se llamaba Angel pero tuvo otra vida y se llamaba diablo eso fue antes de que me despertara por la mañana y me sirviera el desayuno soy blanca soy morena mi ciudad puede ser cualquier ciudad o jungla pero es una ciudad de Colombia pero los que me ven en esta película y conviven con la violencia saben que no importa el nombre del lugar y que yo estoy en el centro del odio y que el odio tiene forma de espiral es un cuento de nunca acabar el odio es un círculo donde bailan quienes tienen motivos y quienes no a mi padre lo mataron y al padre del que mató a mi padre también lo mataron y el cuerpo lo guardaron en varios sacos ahora sólo quedo yo y mi futuro puedo odiar puedo no odiar y alguien me pregunta adónde la llevo no sé porque es muy pronto y la película se acaba y perdonar yo todavía no sé ni que es eso puedo odiar puedo no odiar puedo atascarme pero también puedo moverme, puedo remitir suspender puedo no odiar más.




(Algo de lo que quedé pensando después de ver Saluda al Diablo de mi Parte del director colombiano Juan Felipe Orozco).

29.8.11

For Precious Girls Everywhere








("For Precious Girls Everywhere" - Dedicatoria final de la película “Precious”)

Hace unos años hice un post de películas “deprimentes imperdibles

Hace unos días, después de ver por primera vez “Precious” (Lee Daniels, 2009), pensé erróneamente que la incluiría en esta lista.

Lo pensé bien… ¿Me deprimí realmente con esta película?

El sabor que dejan los últimos segundos de una película, que transcurren con los créditos finales, es una señal que vale la pena retener. Es fácil perderse el mensaje de estos segundos, pero es importante recordarlos. Y en este caso, el áspero y despiadado territorio emocional que conforma el mundo de “Precious” casi pudo más que la luminosa propuesta de renacimiento que encierra su historia.

De la película me fui a la novela: “Push” (1996, Sapphire). Libro duro, difícil de tragar, Dibujado desde un monólogo crudo, cándido, adolorido, cálido, estremecedor, humorístico, cruel. Un relato descarnado del abuso sexual y emocional sufrido desde una edad tan corta como imposible de imaginar, por una adolescente norteamericana de raza negra nativa de Harlem.

La película “Precious” muestra la transición de una vida de abuso a una vida de promesa, de la mano firme de una nueva identidad arduamente ganada. Ese pasadizo, ese rescate, esa evolución de “No ver” a “Ver” que experimenta Precious es un puente precario, mediado por el poder de la introspección, de la verbalización, de la visualización (“Write!” le implora y exige su maestra el día de una noticia particularmente devastadora).

El descubrimiento de las palabras, de los números, de la disciplina de estudiar, del afecto de personas que la aprecian, hace que Precious se reconozca y se destaque entre otros quienes, como ella, buscan y dan una segunda oportunidad. Pues en el libro coexisten con la historia de Precious otras historias, abusos semejantes, otras voces sobrevivientes a las cuales tiene acceso el lector. La verdadera dimensión del maltrato a Precious es descrita completamente en el libro, reducida en la película.

Una alternativa educacional que me recordó algo que en mi infancia conocí como “Parasistema” (mi padre daba clases en un liceo nocturno para adultos), cambia para siempre la vida de Precious. Mejor dicho: Precious acude, se presenta, a esa cita, a ese reto de cambiar. Así, la escuela, llamada “Each One Teach One”, así una tenaz y sensible maestra, Miss Rain, con una fe inquebrantable en el acto de escribir como vehículo de autodescubrimiento, así el espejo de otras compañeras, termina catalizando en Precious la irrevocabilidad de escoger una vida propia y diferente.

Siempre abonada por su fértil, salvadora imaginación.

Libro y película: más que recomendables. Precious es la narradora en ambos. En el libro, su “voz” va configurando un tajo hirviente que describe un maltrato inconcebible. La voz de Precious es real, una voz no editada, no estilizada, alimentada por un habla, una gramática, que cambia de color, de luz, de ritmo, disperso, saltarín, recurrente, impulsada: Precious.

En la película, la magnífica actuación de Gabourey Sidibe es razón de más para excluir a Precious de cualquier listado de películas “deprimentes”, aunque seguramente lo parezca. Monique, personificando a su madre, encabeza un elenco acompañante que bien vale la pena apreciar.

Volví a verla. Precious es, sin duda, una película imperdible. Y, según entiendo, muy controversial en su país.



"I'm alive inside. A bird is my heart. Mama and Daddy is not win. I'm winning.”

6.8.11

Los fantasmas de Macedonia




Interesante, ver una película ubicada un sitio que desconozco absolutamente (Macedonia), en un género que no suelo escoger (thriller), con actores que jamás he visto, andaba a tientas buscando posibles temas, posibles mensajes y símbolos, mientras recibía estudiadas imágenes de una parte del mundo y una cultura en los cuales no había reparado hasta ahora.

Entre los muertos (Senki, Milcho Manchevski -2007) se esmera marcadamente en lograr la apariencia de eso que se conoce como "hollywoodense". Por ahí, nada nuevo; puede decirse que es una historia de fantasmas y suspenso que ya se ha visto muchas veces. Ahora bien, eso no le quita ni emoción ni otros méritos como la fotografía y las actuaciones, donde se apoya realmente la fortaleza de esta película.


La fotografía es abundante en recursos, anclada en espectaculares paisajes (que provoca conocer) y artístico esfuerzo. Las actuaciones, sólidas, amplias, de intérpretes escogidos con mucho acierto. Destaca el protagonista "Lázaro" y uno de los fantasmas que lo acosan, "Menka", un ambiguo personaje que realmente no pude del todo descifrar.

Como dije, no sabía nada de Macedonia. Ahora sé algo. Pero en mi estado previo de no saber nada de Macedonia, la película está lo suficientemente bien contada como para permitirme aventurarme a adivinar por dónde pasan algunas de sus corrientes temáticas subterráneas. Universales. Incluso, esas sí, familiares para mí.

No dudo que además de las aventuras extrasensoriales del protagonista, es una película que nos habla del dolor de la historia, ancestral y reciente, de un pueblo. Una memoria literalmente sangrante. Me pareció escuchar el rumor de gentes desplazadas de su lugar de origen, dolor por la discriminación y la desigualdad, dolor existencial por vivir no estando realmente vivo y tener que atravesar la muerte para poder, finalmente, escoger la vida... Eso me pareció escuchar.

24.7.11

Il Bacio di Tosca al aire libre



Esta noche fui al cine. Cuando se filmó "Il bacio di Tosca" (Daniel Schmid, 1984) hace más de 20 años, uno se enteraba de las películas por "el cuerpo de Cultura" de un grueso diario, o volantes, o algún solitario afiche o comentario. Hoy no: estamos en el siglo XXI, basta con Twitter, basta con seguir, con buscar.

Así me encontró la noche este domingo, en la plaza Bolívar de Chacao, en mi silla plástica frente a la pantalla al aire libre, enmarcada en árboles, siluetas de patinetas y bicicletas que jugaban más allá. Se fue la tarde y quedó el campanario iluminado, la audiencia y su anonimidad, una calma de burbuja, un segmento luminoso y neutralizador, pacífico.

Prácticamente no sé nada de ópera pero desde esta noche tengo una nueva estrella a quien recordar, Sara Scuderi, y un lugar por conocer, la Casa Verdi. Scuderi se roba el show, es una de las ancianas cantantes líricas que la cámara de este documental muestra desde la Casa di Reposo per Musicisti. Tanta intensidad preservada en sus cuerpos octogenarios, nos llega intacta. No sólo emana de Scuderi, sino de todo el vistoso elenco de residentes del ancianato, otrora afamados intérpretes del canto lírico, otrora compositores, otrora arpistas, voces de una época ya casi centenaria.

Tan intensa su presencia, decía, que desde nuestras butacas plásticas azules hubo varios conatos de aplausos en varios momentos. Como si en lugar de esta Plaza Bolívar estuviéramos por obra de algún artificio, en la Scala di Milano. Una película sobre la etapa del retiro y del recuerdo después de una vida intensa, en este caso, de artistas que se consagraron a los aplausos, a los escenarios, a la música, a las emociones, a los colores y las texturas de sus trajes, y ahora se reviven a sí mismos en largos close-up, reveladores segundos de cámara que captan sus reacciones, dudas, y el intenso latido del corazón en sus frágiles cuellos mientras escuchan en tocadiscos sus voces de otro espacio y otro tiempo.

("Creo que cantaré hasta dos horas después de mi muerte...")

No tengo más que decir: si se topan con Il Bacio de Tosca, véanla, con el corazón abierto a personas queridas, admiradas por ustedes, que ya no están, que vivieron un mundo que no es éste y lo hicieron con pasión y honestidad hacia sus dones. Personas que llevaron su talento hasta octavas irrepetibles y esa intensidad, que traspasa la cámara, las sostiene, las sostuvo, en sus últimas andanzas por la casa que Verdi tuvo a bien entregar para esta posteridad.

(Una película de insectos, plagada de colores y aventuras, se despide con una toma reveladora de que aquella inmensa jungla universo de 2 horas era apenas un punto en un gran parque de una gran ciudad.
En Il Bacio di Tosca, no se paren de la butaca, no busquen el control remoto, sin haber disfrutado de la última toma. Pongan atención al sonido. Ese intenso universo lírico, de remembranza, de amor por el arte, de 2 horas, era apenas una vieja casa, en una transitada calle, en una agitada ciudad, en un turbulento mundo, donde poco a poco, en la toma, las voces, los dramas, el piano, se van perdiendo, diluyendo, entre bocinas, tráfico, maquinaria, ciudad. Son pasado, voces pasadas, un tiempo sin tiempo, un punto apenas, en una gran avenida de una gran ciudad.)