13.11.06

Escribir, arte y poder

SIENDO DE CARACAS, las películas ambientadas en lugares como Los Andes tienen para mí un efecto balsámico, tranquilizador. Me calman, disparan una pausa reverencial entre mis angustias citadinas. Por esa propiedad terapéutica y antiestrés recomendaría La Ciudad de los Escribanos (José Velasco, 2005) pero la película tiene otros méritos.

Primero, es un tema histórico. Una peli sobre el pasado, 200 y más años hacia atrás, en un país donde este preciso instante ya está viejo, tiene su encanto. Que uno que ha ido a Narnia, La Tierra Media o Hogwarts, se deje transportar por el cine nacional hasta un punto perdido en la niebla de nuestra densa historia colonial... Que pueda visualizar algo de lo que había más atrás en el túnel del tiempo, antes de los más familiares héroes de la Independencia... ¿Una peli venezolana de misterio en las montañas, un seminario en medio de Los Andes en el Siglo XVIII? Sí, es algo así...

Segundo, Ver otra vez juntos a Gómez y Tarasona. Es decir, a Rafael Briceño (Fray Juan Ramos de Lora) , preservado por la magia del cine, y a Alfonso Urdaneta. En una trama de monjes, escribanos, intrigas, luchas de poder, conspiraciones, pasiones en torno a la construcción de un Seminario. El Seminario de San Buenaventura; la institución que es hoy es La Universidad de Los Andes. Visión de unas personas que nos antecedieron y no imaginábamos.

Película sencilla, valiosa; por apuntar al origen colonial de la ULA (no otro que la avidez de conocimientos, un ir y venir de lecturas prohibidas por la Santa Inquisición...). De actuaciones suaves, cuidadas (se agradece... no siempre ocurre).

Reconfortante recordar que no somos sólo esta cápsula de incoherencia presente, sino un continuum. Que tenemos raíces, mucho más profundas de lo que podemos ver, justo en este instante.

4.11.06

La Esquina Azul



“Sentí un vacío en el alma cuando, bajando la San Juan Bosco, me di cuenta de que… lo único que quedaba del edificio de tres pisos era el esqueleto en remodelación.” (Adriana Villanueva, El Nacional, Nov 4, 2006)

Y YO, AL LEER ESTO, sentí un raro alivio: “Hay más”, me dije. Cuántos más hay. Cuántos allá afuera, entrecruzándonos en los laberintos del valle, sin conocernos. En las tardes que hierven, asistimos, espectadores, al funeral de VC Yamin… Vemos el cadáver de reojo y recordamos tal o cual película alquilada en la esquina azul.

Fui usuaria de VC Yamin desde los 90. Hoy sólo me quedan preguntas, ¿qué fue lo que realmente pasó? Y alguna queja por ahí guardada...

Ahora sólo daré las gracias: por todas, cuántas serían… Docenas de pelis… Do the right thingCries and WhispersA House DividedMy Best GirlHowards EndNotoriousOrianaFitzcarraldoFried Green TomatoesThe Shawshank RedemptionSister my Sister Meet me in St. Louis Paz a sus restos. Al que Adriana llama “El epicentro cinéfilo de Caracas”.

Ojalá Enero con su frío, nos llegue con esperanzarenacimientostransformaciones

29.10.06

De lado del Diablo


CUANDO MERYL STREEP ríe para sí misma en la intimidad de su limosina, uno se ríe con ella de pura complicidad... Con su personaje de Miranda Pristley en El Diablo Viste a la Moda (The Devil Wears Prada- David Frankel, 2006).

Es una risa corta, orgánica en una villana que desde el comienzo sabemos es una arpía con corazón en el pecho (la pista está en una tristeza llorosa muy al fondo de su mirada). Esa risa funciona como un payoff. Es una risa enigmática, actoralmente completa: de satisfacción, cinismo, simpatía y hastío, el todo y las partes, como sólo Meryl, únicamente Meryl, sabe hacer. Fruto del dominio de su arte, relajado y capturado en un perfecto, estabilizado, volumen de voz ("That's all...")

Fue una decisión muy acertada, que por mi empedernida adoración a Meryl la atribuyo todita a ella: la decisión de NO darnos una Miranda estereotipada, una jefa histérica pegagritos.

La peli como tal no impresiona, lamentablemente tampoco la protagonista Betty la Fea. Pero entretiene, el look es elegante, la Moda al fin y al cabo es un mundo que atrae e intriga, oimos hablar del azul cerúleo y la verdad verdadera es que a todas las mujeres nos gusta ver trapos. De cualquier modo éste es un caso claro, clarísimo donde una película sobrevive porque la actriz veterana (el diablo) toma la decisión creativa correcta.

Qué tienen en común El Método con The Devil Wears Prada... La crítica al ambiente laboral moderno que se traga a todo aquél que se asoma a su fascinante abismo. Al inmenso costo del ascenso profesional. En ambas flotan los conflictos, dilemas morales, tensiones, actitudes y poses, sacrificios, corazas, negociaciones, relativismos... que sufre el aspirante a exitoso (y glamoroso), en su angustia por llegar "a la cima".

Ni Cruela era exactamente Devil ni Betty era tan Fea para empezar. Meryl lo vuelve a demostrar: que jamás irrespetará a su público actuando en piloto automático. Es obvio que a sus 50 y déle sigue divirtiéndose al crear personajes. Amada y odiada, es Meryl. Y logra que uno se ponga de parte del diablo.

Vale la pena: 60% (100% para fans de M. Streep) - Velocidad: 60 Km/h - Fortune Cookie: No te creas superior.

24.10.06

El Método


HE NOTADO EN EL CINE EUROPEO que ha llegado a Venezuela a través del Euroscopio y otras muestras recientes, que la "carrera ejecutiva" y, específicamente, el doble filo de la vida corporativa, son puestos en el banquillo.

Hace un año vi El Empleo del Tiempo, donde un ejecutivo a quien han despedido prefiere ocultar el "terrible" hecho a su familia y montar una farsa mientras recorre como un fantasma la atmósfera de fríos grises, negros y azules de un mundo que ya no le pertenece.

En otra peli francesa que no me gustó mucho (Violence des échanges en milieu tempéré) el ejecutivo protagonista es un novato que va abandonando su candidez y sus escrúpulos para entregarse de lleno a un cruel lema, "Work hard, play hard".

Es al menos llamativo ese cine preocupado por un individuo que se desdibuja a sí mismo en su lucha descarnada por lo que considera el éxito.

Mucho mejor que las anteriores, en mi opinión, es la española El Método (Marcelo Piñeyro, 2005) actualmente en la cartelera del Festival de Cine Español. Es la escenificación de un despiadado método de selección de personal denominado El Metodo Grönholm. Es suspenso y es drama, sólidamente actuado, refleja fielmente el ambiente físico y psicológico del "mundo ejecutivo" actual, con el telón de fondo de la economía global tantas veces criticada por "inhumana" (bandera por cierto astutamente desvirtuada por más de un hipócrita en el mundo).
La peli es un guiño para todos los que ya han visto el "monstruo corporativo" por dentro o anhelan hacer una carrera en sus entrañas... Y también para los fans del Gran Hermano.

Debe ser toda una experiencia ver El Método en una clase de negocios o de un MBA, para sentir y medir la reacción in vivo ... Intriguing.

Interesante actuación de Najwa Nimri, a quien no conocía. Vale la pena en El Método concentrarse en capturar los microgestos de los rostros, pues es allí precisamente donde hierven -contenidos- los secretos y pavores de cada uno de estos 7 ejecutivos aspirantes a un alto puesto de Director.

Vale la pena: 100% - Velocidad: 60 Km/h - Del mismo saco: El Cubo; El Experimento - Fortune cookie: Estás a tiempo - Brainstorm: Sushi - Del Séptimo Arte: Guión.

18.10.06

La Vida Secreta de las Palabras


Las películas se tocan entre ellas, pasa muchas veces. Viendo La Vida secreta de las palabras (The secret life of words, 2005) recordé al traficante de armas de Lord of War, quien hace un mal chiste sobre las guerras de los balcanes, y recordé a Armenia, el país de Vodka Limón, el mismo donde hubo un holocausto previo al judío, del cual nadie se acuerda, y por entre los telones, recordé a El Paciente Inglés.

Para quienes aprecian el género drama y se arriesgan a hacer otro viaje por el alma humana de la mano de Isabel Coixet, y presenciar la metamorfosis de una mirada muerta en una mirada viva, está en cartelera una magnífica experiencia llamada La Vida Secreta de las Palabras. Si se quiere, un viaje al revés de Mi Vida sin Mí.

Como los mejillones que se dan en la plataforma petrolera, el amor entendido como profundo contacto, salvación y resurrección, como un milagro que retoña en lo árido.

Como la vida, que se abre paso a pesar de ser golpeada millones de veces por las olas…


Vale la pena: 100% si les gusta el drama - Velocidad: 40 Km/h - Del mismo saco: K-Pax, Sophie’s choice - Fortune cookie: Hoy sólo quieres que te dejen en paz - Brainstorm: Oil rig, faro, isla, cicatriz, petróleo - Del Séptimo Arte: Actuación - Lupa: Una franela dice “Pto. Cabello - Venezuela” - Resuena: “Un día, no hoy, no mañana, algún día de pronto, puedo llorar tanto que todo se inundará y te arrastraré conmigo.”

14.10.06

Hoy ando de frases

Qué suerte he tenido últimamente: sólo buenas películas. Aquí van, las recomiendo toditas. Las ordené de buenísima a buena. Véanlas, hay de todo.

La ventana de enfrente (La Finestra di fronte, 2004): ¿Cómo se ve tu vida desde la casa de enfrente? No conocía a la gemela italiana de Jodie Foster/Moira Kelly.

Vuelo 93 (United 93, 2006) : Te mete en los zapatos del horror verdadero.

Chica de mostrador (Shopgirl, 2005): Un Steve Martin que no conocía ni sospechaba.

Cosas que hacen que la vida valga la pena (2004): Te pone a hacer tu lista de cosas que hacen que la vida valga la pena

Machuca (2004): La vida no es leche condensada.

Un hombre peligroso (Lord of war, 2006) : Nicolas Cage actúa… ¿o ya no necesita actuar? Anyway, a very good movie.

Las últimas vacaciones (Last holiday, 2006): Que tus posibilidades se hagan realidad.

La casa de los sustos (Monster House, 2006): ¿Cuál juguete perdido recuperarías si pudieras?

Miranda (2006): Venganza en la clase de historia: Vacílate al prócer sin pedestal.

7.10.06

Gente Libra


¿Quién más nació este mes? Octubre 1967: Julia Roberts. O sea que Julia y yo somos tan antiguas como El Graduado, Bonnie and Clyde, Belle De Jour, To Sir, With Love, Wait Until Dark y Doctor Dolittle, todos estrenos de 1967.

He traído algunas estrellas del vasto firmamento del celuloide que nacieron en octubre. Y recomiendo algunas buenas películas de esta gente Libra… Aquí van.

Lillian Gish, The Birth of a Nation: Un clásico sobre la guerra de secesión de EE.UU, con la controversial defensa del Ku-Klux-Klan que hace su director Griffith y la famosa escena del asesinato de Lincoln.

También llegaron al mundo en Octubre Bela Lugosi, el Conde Drácula, y y Julie Andrews La Novicia Rebelde, (quién no recuerda The Sound of Music...).

El catalán Néstor Almendros, el director de fotografía favorito de Meryl Streep: la iluminó con su lente en Kramer Vs. Kramer, Heartburn y Sophie’s choice

Sigourney Weaver, mejor conocida por Allien y un montón de pelis más, para mí inolvidable por su Gorillas in the Mist.

Los esposos Susan Sarandon y Tim Robbins. En Octubre los dos. Tim dirigió a su Susan y a Sean Penn en Dead Man Walking, una imperdible de Susan así como la pequeña gema que acabo de ver en vacaciones, Elizabethtown. Thelma & Louise, eterna favorita, y Noel, una emotiva peli de Navidad. . De Tim, hay que ver como mínimo Jacob's Ladder, The Shawshank Redemption y Mystic River, pequeña muestra de su larga trayectoria.

Otros libranos: Richard Dreyfuss, el piloto fantasma de Always, una historia de amor a lo Ghost. Jeff Goldblum, (perfecto en La Mosca y de paso menciono una más reciente, The Life Aquatic with Steve Zissou, que dividió a los críticos). Kevin Kline, otro señor actor (The Big Chill, Sophie’s choice, Life as a House, etc. etc.).

Catherine Deneuve: Me encantó con Bjork en Dancer in the Dark y como la salvadora de un deportista soviético en Est-Ouest.

De Winona Ryder, también librana: Little Women, The House of the Spirits, , How to make an American Quilt y The Age of Innocence.

Matt Damon me cae bien, somos compañeros de signo: Good Will Hunting.

¡Kate Winslet! Definitivamente una favorita. Increíble madurez personal y artística de una joven actriz. Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Iris, The Life of David Gale y Finding Neverland… Y Titanic, por supuesto.

Una obra latinoamericana muy especial que aborda la jubilación y el amor en la tercera edad: Lugares Comunes de Adolfo Aristarain (librano).

Hablando de gente que nació en Octubre, si todavía no han visto Millions, con Danny Boyle, ¡es el momento de alquilarla! Y también Dreamer, con Elisabeth Shue. Walk the line, sobre el cantante Johnny Cash, es toda una experiencia musical, una historia verdadera sobre el poder curativo del amor y la voluntad.

Si les gustan las historias de amor eterno, vean The Notebook, protagonizada por (la librana) Rachel McAdams, quien también participa en una excelente comedia, Wedding Crashers. En cuanto a Chevy Chase, véanlo en Orange County, agradable comedia protagonizada por el hijo de Tom Hanks.

Dos bien buenas para terminar. V for Vendetta, con Stephen Rea como el inspector y Closer, con… Julia Roberts.

8.7.06

Desacelerar...


¿Cuánto retrocedería el tiempo si desaparece súbitamente una autopista interestatal? (Digamos… ¿De un día para otro? De zopetón, sin autopista, sin viaductos, habría que transitar las rutas de los antepasados: caminos y carreteras viejas, curvas, abismos, espantos, verde lluvioso y tierra seca, lentitud.)
Habría que DESACELERAR. DESACELERAR.

Me dispuse a pasar un rato de comedia Disney-Pixar. De una vertiginosa pista de carreras, que es donde comienza Cars (John Lasseter, 2006) fui a parar a Route 66… “It winds from Chicago to L.A., more than two thousand miles all the way… Get your kicks on Route Sixty-Six…”

Y lo más curioso: Cars luce carrocería de comedia, pero su verdadero yo es un drama. A los más chiquitos les extrañará su ritmo: arranca veloz, agarra una larga pausa y sólo retoma su energía hacia el final.

Rayo McQueen es el protagonista de esta película donde hasta los insectos son carros. Radiator Springs es un pueblo fantasma olvidado por el tráfico incesante de la autopista. Allí tiene lugar la experiencia vital que cambiará “el rumbo” de un carro arrogante obsesionado por su carrera, éxito, imagen y fama.

Cars es una historia que anhela“un antaño mejor”. Una visión romántica de pueblitos donde nunca pasa nada y adonde los que se fueron a la gran ciudad regresan para reflexionar y replantear su vida. Como película familiar, incluye anécdotas de lealtad, gratitud, amistad, consideración hacia los mayores, respeto a la experiencia, etc. Interesante que sean precisamente unos automóviles animados (en la vida real símbolos poderosos de -valga la redundancia- PODER) quienes relaten esos valores.

Encontramos en Cars algo de "¿Qué hemos perdido/sacrificado por el progreso…?" Y también algo de Meg Ryan aferrándose a un “pasado” más “humano” en Tienes un E-Mail, mientras el pez grande se come al chico. (En Cars, vean a Rally, la Porshe 2002, una estresada abogada de Los Ángeles que decidió “cambiar de vida” mudándose a Radiator Springs para montar un hotel llamado El Cono Acogedor…).

Divertida y recomendable pero creo que larga y sin suficientes bromas visuales para niños muy-muy pequeños. Del soundtrack destacan Life Is a Highway (Rascal Flatts), Our Town (James Taylor) y Find Yourself (Brad Paisley). Cuando comienzan los créditos finales entra una secuencia muy especial. Cars está dedicada a Joe Ranft, escritor y codirector, fallecido en un accidente de tránsito el año pasado.

ALTAMENTE RECOMENDADO: El corto que precede a Cars. Se llama Hombre Orquesta (One Man Band - Mark Andrews y Andrew Jiménez, 2005) y juro que hubo más carcajadas durante el corto que en toda la película.

1.7.06

Octavitas de El Código



He visto un par de películas después de El Código Da Vinci que me devuelven a su elenco.

Son dos pequeñas: 1) Orange County (2002, Jake Kasdan) una comedia sobre un recién graduado que quiere ir a Stanford y 2) Wimbledon (Richard Loncraine, 2004), una comedia romántica sobre un jugador de tenis profesional, protagonizada por Kirsten Dunst y Paul Bettany (el siniestro monje que se daba latigazos en El Código…).

Para alguien que no sabe absolutamente nada de tenis (como yo) Wimbledon me dejó sonriendo. Me hizo entrar en la mente de un jugador de 31 años, vivir el momento de conflicto entre su destreza y su confianza y sufrir con él la presión por ganar. Las escenas de juego parecen bien hechas y emocionantes (dentro de lo que cabe... es TENIS). En cuanto a Orange County, básicamente uno se recrea con las apariciones fugaces de un casting de lujo en una historia sobre el momento crucial de escoger carrera: Kevin Kline, Chevy Chase, Lily Tomlin (fabulosa en una de las escenas excluidas), Catherine O'Hara, John Lithgow, Ben Stiller, Harold Ramis, Jane Adams, Garry Marshall y Mike White (guionista). Ignoraba que los chicos protagonistas eran hijos de famosos y me pasé toda la película preguntándome "pero ¿dónde he visto yo a esta gente?" Después supe que Colin Hanks es hijo de Tom Hanks y Schuyler Fisk es hija de Sissy Spacek. El director es también un veinteañero, hijo del director (papá) Lawrence Kasdan. El rol más divertido fue el de Jack Black.

Aunque lo parece bastante, Orange County no es otra comedia de teens americana. Wimbledon no sobresale en su género pero tiene estilo y le pone una cara amable al tenis y al torturado villano de El Código Da Vinci. Participa Sam Neil y está dedicada a Mark McCormack, fundador de IMG y pionero del marketing de deportistas.

Entretenimiento light que hace sonreír, para una tarde sin mucha acción.

24.6.06

El Código Espuma

(¿Qué se hizo el gentío? Bajó la marea y quedó la sala vacía. Sala tranquilita, un mes después del estreno mundial.)

Amelie. Claro. Cómo no lo pensé antes. Audrey Tautou está en El Código Da Vinci (The Da Vinci Code – Ron Howard, 2006) por una razón. ¿Qué era lo que hacía Amelie? El bien.

El Código Da Vinci es una película de misterio absorbente y entretenida. No comparo con la novela de Brown porque no la he leído y porque creo que cuando libro y película van juntos al cine, tienen derecho a vidas separadas. No podría decir que las “revelaciones” sobre la religión católica perturbaron mi mundo por cuanto esta historia del código es ficción y entretenimiento. (Pero la próxima vez que vaya a un museo me llevaré una lupa: quizás descubra en algún cuadro la idea millonaria sobre el best-seller que cambiará mi vida.)

Obviamente, una historia que plantea que Jesús no fue tan divine sobre la tierra, atrae controversia (y taquilla). Apenas viéndola me pregunté, ¿cuántos furibundos habrá allá afuera refutando el fundamento histórico, la provocación sacrílega y la calidad (literaria/cinematográfica) de la obra? Pero al mismo tiempo, la película debe ser un banquete para los amantes de las teorías de conspiraciones y componendas y cúpulas de poderosos villanos que se reúnen y se las arreglan para torcer el destino de masas inocentes.

Es una película provocadora y estimula la curiosidad. Hay desde quienes se la toman en serio hasta los que simplemente la desprecian como una novela de Ovnis.

A mi yo espectador le dio un placer ENORME el uso de los fundidos, fade-in y fade-out para los segmentos históricos. El efecto es vívido, arrollador. Esa superposición visual pasado-presente fue absolutamente MÁGICA, de una belleza a lo K-Pax y El Mundo de Sofía. Especialmente en los momentos iniciales con el Prof. Langdon, especialista en simbología.

Y otra discreta, pequeña sorpresa para mí tuvo que ver con el dúo dinámico Hanks- Tautou. Mis reservas se disiparon. Aparte de que entendí qué hacía realmente Amelie en el Código Da Vinci, encontré creíble a esta pareja dispareja, después de todo. Ambos actores se manejaron de forma sobria y convincente.

Buen entretenimiento. Provocación.

17.6.06

Euroscopio: La Otra Cara de Septiembre


El 11 de Septiembre de 2001 no encontraba por ninguna parte mi tarjeta de débito. Ese mismo día ocurrió OTRA catástrofe.

La noción es chocante: pero es cierta. El dolor y la impotencia nos invadieron. Pero la vida siguió, ese día y el siguiente. Y los años siguientes. Todo siguió: la vida de todos los días, nuestros “problemas” y melodramas particulares… Todo, todo siguió. (Mi tarjeta… La había dejado en un Subway dos días antes).

¿Qué cambió en la gente común del planeta desde los atentados terroristas del 9/11? Algo de eso cuenta La Otra Cara de Septiembre (September - Max Färberböck, 2003).

(Acá en mi país pasamos estos últimos años mirándonos el ombligo, básicamente viendo otros derrumbamientos de lo que creíamos sólido. Pero ése es otro tema.)

La película es alemana sobre alemanes. Con temas “exportables”. Un personaje de la peli, corredor de bolsa dice algo como: “Yo todos los días hablaba con personas allá, todos los días. Y de un momento a otro… BUM. Nada. Polvo. Nada.” Se lo dice a Julia, su esposa, el personaje que captó absolutamente mi atención. Con su angustia subterránea atrapada en una sonrisa (desesperada) hecha para apaciguar (aunque no sé qué ni a quién). Ese completo desconcierto suyo. Jamás sabremos qué había en su mente antes, durante y después que esos aviones llegaron a Nueva York. Pero ella, mucho menos: “No sé qué está pasando…”.

El 9/11 esparció sus ondas de confusión, indefensión, crispación y desconfianza: agotó el asombro. Ante las llamas = pavor y silencio frente a la TV. Y después, la excavación de temores dormidos. Afloró el miedo irracional. Se revolvió el caldo de las tensiones raciales e ideológicas, se agrió la convivencia. Fue un perfecto reminder de que todo es frágil, somos vulnerables y no controlamos nada. Y peor: que ya no sabemos cómo entender el mundo.

Como en otras “películas de la ciudad” (Crash, En La Ciudad, Short Cuts…) September sobrevuela el campo minado de las relaciones humanas, el fantasma de la intolerancia, la soledad en la multitud, el abandono emocional, el estrés, la violencia doméstica... Una película sobre gente que puede ser tu vecino. La urbe alemana, su lado íntimo con el 9/11 como telón de fondo.

Pero lo sombrío se transforma en luz de cine. En September, la confección es personaje. La veo como un pariente de Crash; es de ritmos. No es oscura, aunque su tema lo sea. Tiene ese tejido invisible que apenas conecta “historias” (¿o son simples fotos tomadas entre apuro y apuro?). Y un director que se maneja bien entre el ritmo y la captación de gestos claves en los rostros. La edición es personaje y el sonido también (con esos aviones siempre cruzando el cielo). Sin continuidad, sin resolución exacta (es la ciudad). De pronto, el director mete un video musical. Todo son miradas rápidas de calle (en la vida real detenemos nuestros ojos más tiempo en pantallas que en los ojos de otros). Absorbemos telecatástrofes y nos quedan preguntas nadando en círculos.

September termina siendo un espejo de una cierta vida urbana que conocemos/intuimos. Total qué nos queda, ¿derrumbarnos también o intentar vivir esta vida frágil de una mejor manera?

P.D. Dato curioso, al googlear September, prácticamente nada sustancial en inglés o español. En imdb sólo 50 personas han votado esta película.

Otras películas (no las he visto): The Hamburg Cell, Why We Fight?, 11'09''01, Barán, Fahrenheit 9/11, United 93 y World Trade Center.

14.6.06

El cine tiene sus ángeles...


Vivo en una ciudad de lugares frágiles y elogios arriesgados.

Pero esta tarde presencié un gesto a la Cinema Paradiso que captó mi atención. Y hay que reseñarlo, sí señor.

Ocurrió en el Cine La Previsora (saben esa pequeña sala cerca de Plaza Venezuela que tantas buenas películas ofrece todos los días). Esta sala de cine es una sobreviviente: pero una que da la batalla con dignidad y ojalá que no se canse de persistir (¡no no no se cansen por favor!), ante tanto Goliat, ante el olvido, ante tanto viento que lo borra todo, esta pantalla es agua en el desierto, solaz en el corazón de una vibrante (y autodestructiva) capital del Caribe. Mi ciudad: Caracas.

Sala de cine, lugar de arte… en medio de tanta nada.

(Llego yo hoy haciendo peripecias con el horario para cuadrar el Euroscopio justo en la mitad del medio de mi tortuosa y elástica jornada laboral -que no tiene horario ni fecha en el calendario y a veces empieza de noche y termina de día- y llego, decía, a función de 2 pm, para ver Septiembre… A las 2 en La Previsora hacen descuento, pero hoy no había NADIE. Yo: más nadie. Le pregunto al muchacho de la taquilla si habrá función… Pone cara de duda, pero la señora que pica los tickets a la entrada dice un rotundo . "Véndele la entrada". Díganme ustedes si eso no se llama sentido del deber y respeto por el público. Ahí mismito llamaron al que proyecta la película y se prendieron las luces, todo se empezó a preparar ¡sólo para mí! Menos mal que en unos minutos llegaron 2 ó 3 personas más, sino me hubiera sentido como Mia Farrow en La Rosa Púrpura del Cairo, sólo que me hubiera tocado a mí meterme en la pantalla para no ser la única espectadora.

Gracias a los ángeles del cine por los favores concedidos.
Y mañana les cuento de Septiembre, tercera película alemana que veo en este Euroscopio 2006.

9.6.06

Euroscopio: El Noveno Día


Hoy comienza el Mundial de Fútbol: Alemania será esta tarde la capital terrícola del deporte y aquí estamos, viendo más cine alemán.

Disfrutada la hora de la risa, con El Juego de Zucker, volvemos a la realidad, a la historia. A ese pasado reciente que martilla y martilla y martilla con el recuerdo de Hitler y la WWII. Esta vez, El Noveno Día (Der Neunte Tag - Volker Schlöndorff, 2004).

Si vieron The Downfall, reconocerán aquí al actor Ulrich Matthes. En The Downfall era Goebbels, el Ministro de Propaganda del régimen nazi; ahora es un sacerdote católico de Luxemburgo, Abbé Henri Kremer, prisionero del campo de concentración de Dachau, a quien los nazis pretenden utilizar para que la Iglesia apoye oficialmente al régimen del Führer.

Según entiendo, la película es una ficción inspirada en el diario de prisión de un cura de carne y hueso, Jean Bernard. La actuación de Matthes es convincente, enigmática, bien estudiada; particularmente durante la transición del prisionero que retorna al hogar, momentos en los cuales lo vemos profunda e irreversiblemente traumatizado por las torturas de los campos nazis.
He encontrado esta cita atribuida al director de la película: “Es muy importante para todos los europeos que los nazis por fin hablen alemán y no inglés y que las imágenes de los nazis malos, al igual que las de los alemanes buenos, no lleguen solamente del extranjero, sino que sean también producidas en Alemania".

Me parece a mí que las películas sobre estos oscuros años son como un poliedro, un animal de infinitas escamas: cada nueva película es una cara, un aspecto, un subtema más que no conocíamos. Cuántas pelis se han visto ya sobre los indescriptibles tormentos y exterminio de judíos y polacos, y cuando creíamos haberlo visto todo, otra vez volvemos a espantarnos y a apretar los ojos para no mirar.

Esta historia nos lleva a esa zona donde se escoge entre salvar el pellejo (el propio, el de la familia y los amigos) o sacrificarse, inmolarse quizás, para sentar un ejemplo histórico. El cura de El Noveno Día en este sentido se vincula de algún modo con la monja Ana, de la película Golpes a mi Puerta (Alejandro Saderman, 1994), un personaje que llevo desde hace muchos años en mi alma y en mi corazón.

6.6.06

Euroscopio: El Juego de Zucker

Alemania está de moda en estos días y mi Euroscopio empezó este año con Alemania.

No sé otros, pero cuando yo me he topado con películas alemanas o sobre Alemania, casi siempre han sido dramas, unos light, otros densos, pelis de lo sórdido o del suspenso, y la mayoría sobre esa imagen sobrecogedora y triste que dejan en el alma producciones inolvidables como La Decisión de Sophie, El Pianista o Schindler’s List.

Claro que no he visto tantas pelis alemanas como quisiera. De las recientes me han gustado: Corre Lola Corre, El Experimento, Nirgendwo in Afrika, The Downfall, El Milagro de Berna, Joyeux Noel; de los ‘80 Fitzcarraldo con su tono operático y selvático, una bellísima experiencia (véanla por favor). Recuerdo también haberme impresionado con Margarethe von Trotta y El Matrimonio de María Braun, haberme trasnochado en el cable con Faraway, So Close! y viajar al cine silente con Metrópolis.
A finales del siglo XX, me sumé al furor planetario por Buena Vista Social Club, sobre Cuba y su agridulce burbuja del tiempo.
En Adiós Lenin! el humor se cuela entre las peripecias de Alex para ocultarle a su madre que cayó el Muro de Berlín y el sistema que ella tanto admiraba se esfumó como el gas… de una Coca Cola.

Ahora acabo de ver El Juego de Zucker (Alles auf Zucker! - Dani Levy, 2004) una comedia alemana. Yo diría en un 50%, y como las buenas comedias, el otro 50% es drama disfrazado de comedia. No de grandes y ruidosas carcajadas (aunque escuché al público pasándola muy bien), pero quienes disfrutan de enredos familiares con una que otra referencia política, y les interesaría ver el humor al interior de una familia judía, y encima les gusta el pool, véanla pues pasarán un buen rato.

(Saben cuando uno va a una parte y están contando chistes y uno participa pero al mismo tiempo siente que se están diciendo otras cosas entre ellos, private jokes, guiños, piquetes, puntas, cositas que sólo entienden los aludidos? Es más o menos la experiencia con Zucker.)

Me parece buenísimo que una nación que pasó por una separación con un absurdo muro y luego ha vivido una larga y penosa reunificación, se retrate en el cine y se ría de sí misma. Eso es sano y requiere madurez. Los alemanes seguramente disfrutarán a Zucker cien veces más que yo, simple observadora desde otras tierras, que me conecto con su aspecto universal sobre las relaciones familiares y… el interesante, inagotable, fascinante tema del perdón.

3.6.06

Sospecha en la Villa I

Que exista una "Villa del Cine" es mejor a que no exista una villa del cine… supongo.

Como espectadora no puedo lamentar que se creen espacios relacionados con una industria del cine en Venezuela, pero “conociendo mi ganado”, tampoco me apresuro a celebrar.

Como audiencia tengo el derecho de sospechar. Siempre. Sospecho del director, de los personajes, del guión, sospecho de la luz y de la sombra.

Puedo sospechar que otra buena idea nacida de un anhelo de plantear "que el Sur también existe", puede estar naciendo teñida de monkey business. Sospecho y seguiré sospechando ¿Por qué no? Sospechar es parte del placer del cine.

Sospecharé mientras no vea que por nuestra Cineville pasan todos los que aman el cine en este país: TODOS. Sin excluir ni filtrar. Yo quiero ver a todo el elenco, no sólo a la porción complaciente.

Sospecharé mientras no vea que los temas que habitarán las películas de factura venezolana lanzadas por la villa son TODOS o CUALQUIERA de los temas y no una selección marcada por la urgencia político-práctica de reescribir la historia.

Si el lente que mirará a Venezuela, y a Venezuela como parte del "Sur", se mantiene cristalino y permite trabajar, con ficción o sin ella, lo que realísticamente somos los venezolanos y latinos en el Siglo XXI, sin prejuicios, sin vergüenza, sin falsas culpas, entonces habrá algún motivo para celebrar. Mientras tanto…

Sospecha en la Villa II

Habrá que esperar a ver.

La inauguración de la Villa del Cine arroja dudas, con sus visuales de "Luz, cámara y revolución", el rojo infaltable de camisas y franelas, la pedidera de real al líder que distribuye churupos, la siempre conveniente descarga a Hollywood como la madre de todos los vicios, el "olvido" de algunos nombres, la adulancia, etc. )

Hay que esperar a ver si la Villa va a ser la casa del talento, el entretenimiento, la inteligencia, la diversidad y la calidad o, por el contrario, una sombrilla que albergará el sermoneo ideológico, el simple cine por encargo y, peor... el aburrimiento.

Que la iniciativa sea del Estado no debería excluir formas de financiamiento inteligentes y distintas al mero subsidio estatal. Tampoco debería apartar a quienes por décadas han contribuido a formar un público cinéfilo en Venezuela:
El circuito que organiza festivales de cine del mundo y fomenta el conocimiento sobre el cine; empresarios (y no le temo a la palabra) que han traído tecnología y modernidad; cineastas nuevos de mente abierta que no se autolimitan en su visión de creación artística y mercadeo (otra palabra a la que tampoco temo) en el mundo actual ni se ponen barandas en la cabeza ni se atan a ideologías.

Cine, cine y más cine en sus nuevos envases y empaques, receptáculos y canales, estilos, lenguajes, géneros: cine impredecible y valiente que no le tema absolutamente a nada.
El día que eso pase, y ojalá que pase, la villa se pondría interesante y será momento de celebrar.

19.5.06

Península (mágica) de sal


Si pudiera enviar un e-mail a Margot Benacerraf le diría que su Araya sigue, intacta, esparciendo su magia.

O si no por qué, mientras la veía, se me metió en la cabeza que un día alguien como Johnny Depp o Antonio Banderas hará una aventura filmada en el mar Caribe y Araya, entre destellantes pirámides blancas, como intrépidos ladrones de sal de la época en que el Rey de España mandó a construir una fortaleza para proteger su lucrativa salina de los corsarios, porque la sal era tan preciosa como el oro.

Alguien como Penélope Cruz, Leonor Watling o Natascha McElhone algún día hará de Carmen, una escultora famosa que vuela a Araya desde Madrid o Nueva York, y se reencuentra de golpe con la lejana península donde nació. Como una nueva Oriana, revisitará el desierto de sol, mar y sal donde una vez fue una niña que recogía caracoles y visitaba el cementerio con su abuela, la alfarera de múcuras, para llevar caracoles a los muertos porque, en ese desierto de sal, las flores son imposibles.

Algún día, alguien como Orlando Bloom o Joaquin Phoenix, romperá su cerrado destino de salinero o pescador, pescador o salinero, y desafiará las barreras invisibles que lo separan del mundo: el cerco de la pequeña aldea de casitas de sal, donde nunca pasa nada, nada crece, nada cambia...

Ese día, se encontrará el ojo poético de Margot con la mirada del(la) director(a) de una nueva gran película filmada en la mina de sal.

Araya (Margot Benacerraf, 1959), es el documental que le valió a la venezolana Margot Benacerraf un premio en Cannes. Un trabajo impecable de observación y testimonio de 24 horas en la vida de los salineros de la península de Araya. Narrada por José Ignacio Cabrujas, es una historia que puede contener muchas historias, y estimula la imaginación por su poesía, su música, su detalle y la sincronía de recursos que, con razón, la hacen perdurar.

6.5.06

Visto desde el Mar


Uno puede ver Tocar y Luchar desde el mar.
Alejarnos como si hubiéramos resuelto partir y, una vez en lo hondo, mar afuera, regresar. Detenerse, después de haber fijado la vista en el destino, en la punta azul claro de la embarcación, de haberse despedido de todo, de todos, después de ver el barco progresar por un azul y el siguiente. Abortar la partida, mirar atrás, volver a mirar la costa: regresar. En ese minuto, ver la orilla de la tierra que atribula, verla desde el mar, como si fuera una primera vez, con expectativa de viajero, curiosidad de aventurero, fe de creyente.

Así es como recomiendo ver Tocar y Luchar.
Un documental sobre la red de orquestas nacionales y juveniles de Venezuela que no es biografía, no es sólo tributo, y tampoco luce como propaganda.

Es alegría y celebración. No hay mucho que decir, sólo ir y vivir la experiencia. Tiene ritmo, silencios, solos, coros, poesía, testimonios en otras lenguas que aseguran estar viendo el futuro de la música clásica aquí, en Venezuela.(Descubridores, llegaron por mar… Visionarios, llegan por aire…)

El realizador logró una hazaña hoy, en este país: SINTETIZAR, UNIR, CONECTAR. Su narración tiene la inteligencia y la justicia de incorporar imágenes de archivo que comprueban(03) décadas de trabajo con orquestas, detrás de lo que hoy se ve en el multiplex.

Su ojo fotográfico se usa para bien. Para adorar a un contrabajo, para contrastar la espiritualidad de un arco y un violín contra los laberintos gris y naranja ladrillo de la ciudad; para estampar trompetas contra un ocaso de playa, mezclar el amarillo mostaza de una iglesia de pueblo caluroso, con la danza (literalmente) de una orquesta venezolana en otro continente; para recolectar rostros, de muchos orígenes y legados, que llevan la música como compañera y como salvación.

Los niños y jóvenes son narradores naturales. Cuando comenté Munich en este blog, hablé del documental Promises, un bellísimo experimento cinematográfico que se hizo con niños palestinos e israelíes. Algo de esto hay en Tocar y Luchar. Algo que nos hace devolver el tiempo y recordar perfectamente de qué habla ese niño cuando dice, desde su cuarto, que “él no puede dormir lejos de su chelo”.

Fue un honor ver esta película.

P.D. Agreguémosla a la colección: Les Choristes, Music of the Heart, Mr. Holland's Opus, Brassed Off, Juntos (He ni zai yi qi), Billy Elliot, Paradise Road.
Mira qué dijeron Sumito Estévez y Eli Bravo

28.4.06

Cómplice de butaca


Con El Hijo Perdido (Betty Fisher et autres histories - Claude Miller, 2001) veo una vez más cuán lejos estoy dispuesta a seguir a un director que me propone una trama exagerada y vulnerable, pero a cambio ofrece actuaciones con relieve y buen estímulo temático para seguir pensando mientras regreso a casa.

Es Betty una exploración y una provocación sobre el tema del maltrato infantil y la maternidad. Es un drama que, secuestro de por medio, funciona también como thriller. Se puede palpar la inmensidad del dolor de una escritora que pierde trágicamente a su hijo (cuando ella misma arrastra profundas heridas de maltrato) y se puede seguir la cadena de hechos que, por ironía de la vida, (quien te destruye te salva), desencadena su propia madre (quien padece un extraño trastorno) al secuestrar a un niño para “reponer” el hijo perdido.

¿De qué manera el dolor y la pérdida disuelven el raciocinio, el marco “moral” y las reacciones “normales”? (¿Y cómo un cineasta sabe cosechar nuestro favor por un personaje cuando técnicamente está incurso en delito?) Todos los adultos de esta película son al extremo egoístas y absortos en sí mismos. No queda entonces sino apoyar a la víctima.

Uno de los temas más chocantes para cualquier audiencia es el de la madre “no maternal", personajes que se alejan de la simpatía del público, como Michelle Pfeiffer en White Oleander o Mary Tyler Moore en Ordinary People. Y ahora habría que agregar a esta señora Nicole García… quien sin ton ni son ataca a la pequeña Betty con una tijera y le deja una cicatriz en la mano -y el alma- que por contraste, la convierte en una Betty adulta dispuesta a todo por (un) hijo.


P.D. Hollywood nos ha regalado madres de espíritu libre, no monstruosas, en películas más LIGHT: Tumbleweeds (Janet McTeer) Anywhere but here (Susan Sarandon) y Mi mamá es una sirena (Cher)…

23.4.06

Calor en la nieve





La Marcha de los Pinguinos (La Marche de l'empereur - Luc Jacques, 2005, Oscar 2006 Mejor Documental) fue 100% noticia para mí porque rara vez veo Discovery Channel y nunca me había tropezado con un pingüino emperador en toda mi vida. Ahora me uno al coro mundial que aclama la película y repito: Vayan a verla, en el cine preferiblemente, para que puedan abarcar todos los tonos de azul y blanco posibles y, en general, se queden atónitos con tanta belleza natural. Impresionante el ejército de pinguinos que “protagonizan” la “historia”, documentados (con acucioso detalle) por una cámara que examina -paso a paso- su jornada anual de apareamiento y cría. La verdad es que nunca se me hubiera ocurrido que una escena de “amor” en la Antártida podía ser tan “humana” y llena de significado (milagros del cine y del soundtrack, supongo). En todo caso, no pude evitar pensar a estos pinguinos en términos “humanos” y atribuirles una admirable resistencia, cooperación conyugal, espíritu de equipo y abnegación, incluso heroísmo.

Bastante menos gélida (por el clima digo), es Feliz Navidad (Joyeux Noël, Christian Carion – 2005) y se resume como: Europa. Guerra, lenguas que confluyen, conflicto y ensoñación. Un tributo a unos hechos reales de la Primera Guerra Mundial (cuando ocurrió una tregua espontánea la noche de Navidad, entre unas trincheras de franceses, alemanes e ingleses). Ahora un detalle: Si vieron Goodbye Lenin! notarán en Feliz Navidad algo un poco fuera de lugar: un oficial alemán, supuestamente duro e insensible, tiene unos ojos demasiado bondadosos y una barba que no engaña a nadie: es Daniel Brühl… Pista muy importante pues nos indica que por un rato todo consistirá en embellecer para nosotros una cruda realidad. Los enemigos se harán amigos y jugarán una partida de fútbol. Hasta que (lamentablemente), no se pueda posponer más la realidad.
Feliz Navidad es poética y entretenida, y una interesante reflexión acerca del “instinto” (tan vibrante en los pinguinos del párrafo anterior) o más bien el impulso de fraternizar en lugar de pelear.
Pelear cansa.

2.4.06

Termina en dance



Hoy, extremely light.
Sólo porque me trajo recuerdos de adolescencia, tiempos cuando para ser un(a) adolescente que se respetara había que saber de todo lo que terminara en dance -Dirty Dance, Flashdance, Breakdance, etc.- o tuviera que ver con baile coreografiado -Roller Boogie, Footloose, Fame, etc. etc.- (qué me falta, ¿Grease? No, eso es otra cosa. Grease es Grease).

Pero bueno, si como yo conservan fragmentos dance en su disco duro mental, chequeen Espera al último baile (Save the Last Dance - Thomas Carter, 2001). Adivinen qué. Una chica talentosa quiere estudiar ballet pero algo se lo impide. Menos mal, porque así se pasa la película ensayando pasos de hip-hop, mientras disfrutamos del soundtrack y vemos cómo la aceptan en Julliard tras una audición donde mezcla ballet y hip-hop que termina por derretir al Jurado. Nada nuevo, pero es entretenida, inteligente, bien producida (MTV) y coreografiada (Fatima Robinson). Por momentos se aparta del típico drama romántico de bachillerato. En la trama romántica dejaron colar el tema racial, y se puede decir que lo hacen decentemente, sin explotarlo. Nuestra heroína es blanca y poco a poco va haciéndose un espacio dentro de la cultura negra urbana que la rodea.

La chica es la actriz Julia Stiles y se nota que “se fajó” pues en un muy alto porcentaje evitó el uso de dobles. También trabajó fuerte Sean Patrick Thomas, y ambos hacen una pareja juvenil interesante. Valoro cuando los actores nos obsequian talentos adicionales, como recientemente hicieron Joaquin Phoenix y Reese Witherspoon en Walk the Line. A veces son pequeños regalos inesperados, como Andie McDowel cantando Sittin' By the Side of the Road en “Michael”, Adam Samdler con I feel pretty en “Anger Management” o Meryl Streep bailando en “Dancing at Lughnasa”, por ejemplo.

Save the Last Dance no tendrá el impacto ni la adrenalina de todas las terminadas en “dance” de mi adolescencia, pero tampoco está mal. Ofrece más de lo que aparenta.

23.3.06

“Un corazón mexicano… No te hace uno de los nuestros”



¡Y cómo resultó de polémico el Oscar a Alto Impacto como mejor película! (Crash - Paul Haggis, 2004). Era mi favorita pero en reviews y podcasts he visto cómo dividió radicalmente a la gente en dos polos ("Brokeback Vs. Crash") que con los días se han vuelto prácticamente irreconciliables.

El título de mi entrada pertenece a un diálogo de la película Deuda de Sangre (Blood Work, Clint Eastwood, 2002) y lo cito porque me hizo pensar que Crash, con sus “acideces” raciales, a pesar de todo como que tiene algo de razón.

Comento este pequeño thriller Blood Work, de Eastwood, por razones muy personales (algo de su historia resuena en una relativamente reciente experiencia personal). No es tanto que sea descollante en su género o desbordante de suspenso, pero es lo suficientemente entretenida como para pasar un buen rato tras la pista de un psicópata que le deja mensajitos en cada escena del crimen a su archirrival veterano del FBI.

Tiene un buen ensamble donde participa el propio Clint Eastwood (aunque no me gustó su actuación aquí), Jeff Daniels, Angelica Huston y dos actores latinos, Wanda De Jesús y Paúl Rodríguez. Interesante el material extra del DVD titulado “Conversación en Español” con una entrevista donde De Jesús y Rodríguez hablan de las tendencias de las actuaciones latinas en el Hollywood de hoy.

(Un thriller con el mismo tema del transplante de corazón, pero mucho mejor que Blood Work, es 21 Gramos y está más abajo en mi lista de “deprimentes imperdibles”).

4.3.06

Oscar... Tonto y querido ritual


Vale la pena definitivamente ver Alto Impacto (Crash - Paul Haggis, 2004). El tema de la xenofobia y la tensa convivencia de razas y nacionalidades, en una película urbana, de relaciones humanas fragmentadas y distantes, violencia, necesidad de contacto, arbitrariedad de la vida y de la muerte y -esta es la mejor parte y mi razón para ver Crash- las vueltas que da la vida (nunca digas de esta agua no beberé).

Es un drama, pero tiene su escena del crimen y su milagro de Navidad (¡nieve en Los Angeles!). De algún modo recuerda a Haz lo Correcto (Do the right thing - Spike Lee, 1989) (frase que incluso se deja colar a través de uno de los personajes). Una magnífica película, básicamente de guión y montaje, con microhistorias que conforman un ensamble de actores y personajes, negros, blancos, latinos, asiáticos, que coliden, se impactan, se afectan.

También me gustó John & June, Pasión y Locura (Walk the Line - James Mangold, 2005), una historia de amor basada sobre la vida del cantante Johnny Cash. Muy merecida la nominación de Mejor Actor de Joaquin Phoenix y una grata sorpresa, Reese Witherspoon desenvuelta y convincente como intérprete musical. Según entiendo, ambos actores realmente cantan y tocan los instrumentos en la película: guitarra y arpa cítara. Realmente disfruté esta película que se remonta a la música de los 50 y 60, a lo Elvis. Muestras musicales aquí.

El Secreto de la Montaña (Brokeback Mountain - Ang Lee, 2005), mantuvo todo mi interés el primer tercio de la película: la naturaleza imponente que determina el aislamiento, la soledad, la parquedad (bien retratado por el actor Heath Ledger) es de algún modo la lógica que permite a estos dos vaqueros iniciar una relación que durará 20 años. Según se plantea, una historia de amor verdadero, pero prohibido, negado. La fotografía y las actuaciones son claves en esta primera parte y la música está bien dosificada. Más allá de ese primer tramo, no logró mantener mi atención, salvo por escenas puntuales, donde destaca una interesante interpretación de Alma, la esposa de uno de los vaqueros. Al final ya estaba francamente distraída en otros pensamientos.
Sin embargo, dicen que se llevará el gran Oscar. Veremos.

27.2.06

Dark Movies: Deprimentes imperdibles

La Caída (De Untergang, 2004) es una película deprimente.
Sin embargo, no me arrepiento de haberla visto pues es una recreación de los hechos y la atmósfera de los últimos días en el búnker de Hitler, su suicidio y el de sus incondicionales. Suficiente estímulo informativo para ver un testimonio fundamental que nadie, nadie se debería perder.

Actuación impecable de Bruno Ganz. Su caracterización es completa, desmonta la imagen del invencible y presenta un hombre vencido, amargado, paranoico, tembloroso, que alucina, sorberbio pero patético, que inspira asombro por su absoluto desvarío, inspira repudio por el desprecio abierto con el cual se expresaba de su propio pueblo, e inspira desconcierto pues algunos sectores de la humanidad, a estas alturas, a veces parecieran ignorar la lección.

De verdad la recomiendo. No es entretenimiento. Me dejó con dolor de cabeza, pero reafirmada en mi convicción de que el cine es un medio poderoso y disponible para exorcizar demonios.

Hay películas que son horribles. Nunca las recomiendas cuando te preguntan, porque no son divertidas y quién es uno para arruinarle la velada a otro con una peli que, por muy buena que sea, es mucho más que triste o aterradora. Pero la verdad es: hay excelentes películas, que son absolutamente deprimentes. Una vez de visita por el Museo de Madame Tussaud, en Londres, vi a un Hitler de cera custodiando la entrada de la cámara dedicada a la maldad, la tortura, la muerte y el horror. Igualito que Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el cine es tanto luz como oscuridad.

Bien, esta es mi lista de películas deprimentes. Es una lista para ir al lado oscuro, tenebroso, de la vida, que lamentablemente existe y a veces toca visitar. Esa mazmorra donde mantenemos presos los temores y recuerdos más dolorosos: The Life of David Gale, House of Sand and Fog, La Flaqueza del Bolchevique, Elephant, The Hours, Open Water, We don’t live here anymore, La habitación del hijo, Ordinary People, Dancer in the Dark, 21 gramos, En el Nombre de Dios, Monster, Kadosh, L' Emploi du Temps, Mystic River, The Woodman, The Shining, El Regreso, Dolores Clairbone, El Silencio de los Inocentes, Amores perros, The Passion of the Christ. Safe.

19.2.06

Munich + Promesas








Mientras veía Munich (Steven Spielberg, 2005), un drama/thriller sobre la Masacre terrorista de las Olimpíadas de 1972, en Alemania, recordé el documental Promesas (Promises, Carlos Bolado, B.Z. Goldberg, 2001), una de las experiencias cinematográficas que más me conmovieron en los últimos dos o tres años.

Aunque completamente distintas, las une el tema del conflicto árabe-israelí y la manera como gritan al espectador cuán devastador es para el alma humana el odio aprendido que separa a los pueblos.

Véanlas en combo, Munich y Promises, y si como yo no están familiarizados con los ángulos históricos, religiosos, culturales y etc. del conflicto árabe-israelí, al menos después de ver este par de buenas películas, contarán con una buena idea de lo que pasa a nivel humano, en la piel de quienes los viven día a día. En Promises, lo harán a través de un grupo de niños/jóvenes judíos y palestinos que entran en contacto gracias a un experimento cinematográfico que diría resultó exitoso.

Munich me pareció una obra bien tejida, narrada con la calma suficiente y un pulso de veterano: aunque no me conecté emocionalmente al mismo nivel que lo hice con Promises, pienso que Munich tiene una narración absorbente y plantea reflexiones sobre las emociones viscerales que genera la guerra de este siglo: el terrorismo.

El personaje Golda Meir, breve, contundente, preciso, llamó especialmente mi atención. Con respecto a la recreación de los hechos, me pareció una decisión interesante que fragmentaran el relato crudo de la masacre (ésta no se presenta de una sola vez al principio, por ejemplo, sino que se esparce y reitera a lo largo de la película), porque de esa manera sirve como recordatorio de la motivación honda (sed de venganza, ¿sed de justicia?) que mueve a estos cinco elegidos para la operación Cólera de Dios.

Vayan a verla y conviene leer un poco sobre los hechos reales antes, para captarla mejor. Y después, vean Promises, que les va a gustar.

5.2.06

Italian for beginners: Entrándole al Dogma 95


La ví en tres partes, digamos que un fin de semana algo complicado me impidió sentarme a verla de una sola vez: pero en cada sesión, sin darme cuenta me iba dejando atrapar por el encanto discreto de esta película danesa. Y en cada sesión me sonreía sin darme cuenta.

Italiano para Principiantes (Italiensk For Begyndere, 2000 - Lone Scherfig) es una comedia romántica, diferente en su género pero igual en su intención de entretener, diferente porque fue creada con el estilo del Dogma 95, igual porque incluye un final feliz, casi perfecto, que de alguna manera nos inspira y protege temporalmente de la tristeza. Sus protagonistas no son glamorosos o millonarios que viajan a París o a Nueva York a jurar amor eterno: son seres normales y corrientes, tímidos, torpes, rutinarios, malgeniosos, solitarios, todos en búsqueda de un romance.

Las películas filmadas de acuerdo al Dogma 95 deben ser filmadas en escenarios naturales evitando las escenografías armadas en los estudios, con cámara en mano o al hombro, grabada con sonido directo y sin musicalizaciones especiales.” He visto dos películas de uno de los fundadores del Dogma, Lars Von Trier, Dogville y Dancer in the Dark, las cuales en su momento me produjeron gran impacto y curiosidad. Pero la primera “certificada” que veo es Italian for Beginners, y puedo decir que mi curiosidad aumenta.

Definitivamente, la recomiendo a quienes busquen algo ameno y diferente: es una película donde “no pasa nada” pero refleja la vida, y es grato acompañar a estos 9 personajes transitar por su soledad cotidiana en una urbe de Europa y su búsqueda de contacto humano, amor y emoción, con románticas escenas en Italia incluidas. Inevitablemente conmovedora.

1.2.06

Cine gratis: In Her Shoes














Qué maravilla eso de entrar al cine pagando con puntos en lugar de cash. Esta vez lo hice con En sus zapatos (In her shoes, 2005 – Curtis Hanson) y resulta que me interesó más de lo que esperaba. Creía que iba a ver una comedia, que probablemente sería buena (¿si no qué hacía ahí Toni Colette?) y que igual me iba a gustar porque no niego que disfruto los “chick-flicks” ("películas para mujeres").

In her shoes tiene elementos característicos: dos hermanas, una bella, otra fea, una frívola, otra responsable, junto a una abuela sabia que se encargará de darles una que otra lección. Ahora bien, lo divertido es que estos clichés iniciales son sólo una forma de invitar, A QUIEN PUEDA INTERESAR, a transitar un rato por los pliegues de una no muy fácil historia familiar. Y para mayor colorido, se consigue uno con elementos adicionales que también aportan su encanto, como un amable restaurancito jamaiquino y, especialmente, unos señores de la tercera edad que son retratados con mucha sensibilidad y sentido del humor.

El rompecabezas de la familia se va completando, eventualmente se revelan secretos que explican los roles y actitudes de estas dos hermanas, y resulta grato explorarlos. In her shoes es básicamente un drama, pero eso no lo quita sus carcajadas. Es una película reposada, cada personaje tiene su momento y deberá o querrá calzarse los zapatos de otro, temporalmente, para madurar y evolucionar. Habla de transformación personal y liberación de telarañas y cargas así como de roles autoimpuestos desde la infancia.

De alguna manera al final de las dos horas y pico que dura, uno siente que efectivamente se quita un peso de encima, como es evidente que le sucede a sus personajes. Excelente Toni Colette (como siempre) Cameron Díaz trabaja bien a su personaje y qué decir de Shirley McLaine, una veterana que sabe muy bien cómo administrar serenamente a esta abuela a quien la vida le regala una segunda y crucial oportunidad.

(Un momento especial de la película tiene que ver con el poema de Elizabeth Bishop "One Art" y en este link pueden escucharlo.)

29.1.06

Sunny Movies: Millones y El Jardín de la Alegría




De mi colección de películas soleadas (“feel-good movies”), les recomiendo dos, inglesas: Millones (Millions, 2004 - Danny Boyle), la primera que vi este año en el cine, y El Jardín de la Alegría (Saving Grace, 2000 - Nigel Cole) que acabo de ver en DVD.

Millions tiene que ver con la suerte inesperada, el dinero y lo que haríamos con él, y nos muestra una generosidad muy rara, en estado puro. Saving Grace nos habla de la mala suerte inesperada y los retos impensables que la vida nos tiene guardados. Si disfrutan de películas muy sencillas, de bajo impacto, armadas suavemente para deleitar el espíritu con colores, magia y actuaciones de básico calor humano, estas dos son una buena elección.

En Millones mi favorito es este niño que encuentra una bolsa llena de libras esterlinas pocos días antes de la llegada del Euro y debe decidir qué hacer con todo ese dinero. Disfruté especialmente su mundo real-mágico-maravilloso donde dialoga con los santos que tanto admira. En El Jardín de la Alegría, me gustó Mathew, el personaje del escocés Craig Ferguson, y su relación muy peculiar con la viuda protagonista. Sus escenas en la playa cuando ella prueba por primera vez la marihuana que pronto comenzará a cultivar en su jardín con tal de no perder su casa y la escena en el laboratorio-invernadero cuando ambos prueban la instalación eléctrica son pequeñas cuentas de colores para nuestro inventario de momentos felices. Por no hablar de cuando la viuda intenta captar algunos “clientes” en las calles de Londres.

Si les gustan pequeñas películas para sonreír, ahí les dejo estas dos.

14.1.06

Nuestras catástrofes



El colapso de un viaducto monumental, la erupción de todos los ríos del Ávila arrasando la costa del Litoral, Caracas con sus secuestros express o su día maldito de saqueos y muerte. El 27 de Febrero de 1989.

Material no nos falta para estremecer las butacas de los grandes multiplex. Además de un fuerte cine independiente, debería haber un Venewood que lanzara varias docenas de títulos al año y así se superproducirían no una, sino muchas películas basadas en hechos reales, visto que los noticieros venezolanos a veces parecen sci-fi, horror, aventura o comedia o todo a la vez.

Me fui a ver El Caracazo (Román Chalbaud, 2005). Todo porque sigo ilusamente tras la pista de una explicación sobre lo que está pasando en este país. (Mentira. También fui por puro vicio del cine. Porque vi Secuestro Express, porque vi Oriana, porque vi Una Casa con Vista al Mar, porque ví etc. etc. etc. porque voy a ver El Don y porque el cine nacional es tan, pero taaaaaan esporádico… )

Como ya conocía el punto de vista político de Chalbaud, el nivel de sorpresa fue cero. Cartas sobre la mesa: no sorprende su versión del 27-F de 1989, ni la terminología del elenco (“No es un saqueo, es una confiscación popular” según el personaje de Fernando Carrillo...). Total, es su película, y él puede abrirla con el nombre de Hugo Chávez y si quiere, cerrarla con el discurso de un personaje-testaferro que, como ya terminamos de verificar al final, no es cualquier oficial del Ejército… ES Hugo Chávez.

Lo que no entiendo es, si yo viví el 27-F, ¿por qué esta película no me conmovió?

Quizás, porque aunque es obvio el esfuerzo de producción y coordinación, me molestó su sermoneo constante y sus diálogos por momentos tan artificiales. En el cine del centro donde la ví, la gente reaccionó más a los interludios de comedia (como el del policía el frente al abasto, “Ya va, señores. ya va, el saqueo es en orden”), que a la historia personal y –supuestamente- densa e interesante de los personajes. Increíble, pero funcionó mejor como comedia. Al punto que aún en escenas dramáticas la gente continuaba riendo.

Pero la peli, Chavez-friendly y todo, tiene sus momentos. La historia en el refugio de indigentes tuvo su encanto. Y una imagen en El Caracazo que me quedó resonando… La actriz Francis Rueda, perdido el juicio por sus nietos quemados en el rancho, resalta con su personaje de mujer indigente y feroz, que deambula por una Caracas en ruinas. Una figura sucia, apestosa, absurda, que grita su dolor abriéndose el pecho y mirando directo a los ojos de un oficial del Ejército, reclamándole. (El mismo oficial diseñado por los creadores para que se nos parezca a alguien… el buen soldado con lado humano… que prometió nunca más reprimir militarmente al pueblo…). Esa comunicación no verbal entre Indigente y Militar, esos microsegundos de silenciosa parsimonia entre ambos, llamaron mi atención.

La verdad es que Caracas y el horror del 27-F son una gran oportunidad cinematográfica. ¿Cuántas historias nos podría contar la voz de un desaparecido? ¿Qué vio ese día el Ávila, ese testigo vegetal que todo lo ha visto? El cine ofrece tantas posibilidades.

Una doctora dice en El Caracazo que su hospital se parece al hospital de Lo que el viento se llevó… Decirlo es una cosa y transmitirlo con todos los sentidos que da el cine, otra. Que uno SIENTA que Caracas escarnecida por gritos y cadáveres en 1989 ES la Atlanta escarnecida por gritos y cadáveres de la guerra en Gone with the wind… era una buena idea. Pero creo que ese viaje en el tiempo alucinatorio del cine no se dio.

Yo sí, confieso que una mañana cualquiera, harta y medio dormida, he soñado con eliminar de una vez por todas las nefastas busetas de Caracas… Pero a punta de transporte inteligente, digno y moderno, no de candela y cabilla, y la verdad si alguna vez me dan un papel en una película, que no sea de “héroe popular” de El Caracazo porque no quisiera aburrir a la audiencia con tantos clichés de odio contra conductores y “poderosos”.

Por cierto, el público es cruel. Una chica (tendría ella unos 10 años cuando el 27-F), al salir de El Caracazo le dijo decepcionada a un amigo:
“¿Sabes qué? Yo me la imaginaba más fea”.