9.1.12

Con dos T


















También en los años 70 las mamás usaron la tecnología para entretener a sus hijos.


Mi mamá nos leía cuentos, y también los grababa para que no extrañáramos su voz mientras cumplía su multitasking. Y era genial.


Eso y otras presencias, como la gran biblioteca del pasillo de la casa, la llegada de nuevas y excelentes enciclopedias de avanzada producción, los regalos de libros juveniles, el respeto por lo escrito, nos hicieron lectores. Escuchando historias, las leímos. Ayer, en páginas impresas. Hoy también en páginas digitales.

Margueritte ("avec deux t", con dos T), o Margarita como mi mamá, es la protagonista de "Mis tardes con Margueritte" (La tête en friche, 2010), con la cual abrí mi 2012 de cine en sala. Si han visitado este blog de vez en cuando ya saben las predilectas: las calladitamente intensas, las que celebran la vida, los detalles, los encuentros furtivos e inesperados... Trailer


¿Y qué más inesperado que el encuentro cotidiano de una anciana lectora y un rudo obrero? Un hombre que ante nuestros ojos se transforma, con los acertados matices actorales de Depardieu, en el receptor y generador de una nueva vida, visualizador primero de la vivacidad de las imágenes dibujadas por palabras, beneficiario de la autoestima ganada por el desplazamiento interior promovido por la lectura y finalmente, celebrante de la amistad, la gratitud, el perdón, facilitado por la afinidad de las almas. Una historia de amor, sí, en muchos sentidos.
No diré mucho más, sólo que me siento contenta y privilegiada de haber iniciado mi aventura cinéfila de este año con esta pequeña, gran película basada en la novela homónima de Marie-Sabine Roger.

Véanla, serán felices, más sensibles, más humanos, de eso se trata también, me ha parecido siempre, el ritual ya centenario de contemplar el mundo-espejo desde una butaca.

(Margueritte, es decir, Margarita. Pero "con 2 t".)