29.10.06

De lado del Diablo


CUANDO MERYL STREEP ríe para sí misma en la intimidad de su limosina, uno se ríe con ella de pura complicidad... Con su personaje de Miranda Pristley en El Diablo Viste a la Moda (The Devil Wears Prada- David Frankel, 2006).

Es una risa corta, orgánica en una villana que desde el comienzo sabemos es una arpía con corazón en el pecho (la pista está en una tristeza llorosa muy al fondo de su mirada). Esa risa funciona como un payoff. Es una risa enigmática, actoralmente completa: de satisfacción, cinismo, simpatía y hastío, el todo y las partes, como sólo Meryl, únicamente Meryl, sabe hacer. Fruto del dominio de su arte, relajado y capturado en un perfecto, estabilizado, volumen de voz ("That's all...")

Fue una decisión muy acertada, que por mi empedernida adoración a Meryl la atribuyo todita a ella: la decisión de NO darnos una Miranda estereotipada, una jefa histérica pegagritos.

La peli como tal no impresiona, lamentablemente tampoco la protagonista Betty la Fea. Pero entretiene, el look es elegante, la Moda al fin y al cabo es un mundo que atrae e intriga, oimos hablar del azul cerúleo y la verdad verdadera es que a todas las mujeres nos gusta ver trapos. De cualquier modo éste es un caso claro, clarísimo donde una película sobrevive porque la actriz veterana (el diablo) toma la decisión creativa correcta.

Qué tienen en común El Método con The Devil Wears Prada... La crítica al ambiente laboral moderno que se traga a todo aquél que se asoma a su fascinante abismo. Al inmenso costo del ascenso profesional. En ambas flotan los conflictos, dilemas morales, tensiones, actitudes y poses, sacrificios, corazas, negociaciones, relativismos... que sufre el aspirante a exitoso (y glamoroso), en su angustia por llegar "a la cima".

Ni Cruela era exactamente Devil ni Betty era tan Fea para empezar. Meryl lo vuelve a demostrar: que jamás irrespetará a su público actuando en piloto automático. Es obvio que a sus 50 y déle sigue divirtiéndose al crear personajes. Amada y odiada, es Meryl. Y logra que uno se ponga de parte del diablo.

Vale la pena: 60% (100% para fans de M. Streep) - Velocidad: 60 Km/h - Fortune Cookie: No te creas superior.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa escena (la del final) es la única escena buena de la película, del resto es sencillamente un desperdicio de una excelente actriz. Realmente como dice "no entretiene".