14.6.06

El cine tiene sus ángeles...


Vivo en una ciudad de lugares frágiles y elogios arriesgados.

Pero esta tarde presencié un gesto a la Cinema Paradiso que captó mi atención. Y hay que reseñarlo, sí señor.

Ocurrió en el Cine La Previsora (saben esa pequeña sala cerca de Plaza Venezuela que tantas buenas películas ofrece todos los días). Esta sala de cine es una sobreviviente: pero una que da la batalla con dignidad y ojalá que no se canse de persistir (¡no no no se cansen por favor!), ante tanto Goliat, ante el olvido, ante tanto viento que lo borra todo, esta pantalla es agua en el desierto, solaz en el corazón de una vibrante (y autodestructiva) capital del Caribe. Mi ciudad: Caracas.

Sala de cine, lugar de arte… en medio de tanta nada.

(Llego yo hoy haciendo peripecias con el horario para cuadrar el Euroscopio justo en la mitad del medio de mi tortuosa y elástica jornada laboral -que no tiene horario ni fecha en el calendario y a veces empieza de noche y termina de día- y llego, decía, a función de 2 pm, para ver Septiembre… A las 2 en La Previsora hacen descuento, pero hoy no había NADIE. Yo: más nadie. Le pregunto al muchacho de la taquilla si habrá función… Pone cara de duda, pero la señora que pica los tickets a la entrada dice un rotundo . "Véndele la entrada". Díganme ustedes si eso no se llama sentido del deber y respeto por el público. Ahí mismito llamaron al que proyecta la película y se prendieron las luces, todo se empezó a preparar ¡sólo para mí! Menos mal que en unos minutos llegaron 2 ó 3 personas más, sino me hubiera sentido como Mia Farrow en La Rosa Púrpura del Cairo, sólo que me hubiera tocado a mí meterme en la pantalla para no ser la única espectadora.

Gracias a los ángeles del cine por los favores concedidos.
Y mañana les cuento de Septiembre, tercera película alemana que veo en este Euroscopio 2006.

No hay comentarios.: